Al finalizar la educación secundaria en la Wilson's School de Wallington, Galliano consigue ingresar a la Central Saint Martins donde acaba su formación como diseñador de moda en 1984. Su colección de graduación inspirada en la Revolución Francesa y denominada "Les incroyables" fue adquirida por Joan Burstein de Browns, conocida afectuosamente como la abuela de los diseñadores de moda, dueña de tiendas cuyo espacio era reservado para diseñadores jóvenes emergentes como Giorgio Armani, Donna Karan y Calvin Klein entre otros grandes. Este hecho catapultó a John Galliano a la fama.
En 1990, dejando atrás un pasado salpicado de disputas con promotores financieros y unas colecciones consideradas poco comerciales porque se atrevían a desafiar todo lo convencional, Galliano empieza a presentar sus creaciones en París, y en 1992 se afinca en la capital francesa.
Ferviente defensor de los cortes asimétricos y de la alta costura teatral de los años cincuenta, en un contexto dominado por el minimalismo y el estilo grunge, desde siempre impuso sus ideales y cargó con un espíritu rebelde.
Sus convicciones parecían llevarlo por buen puerto ya que su nominación a la sucesión de Hubert de Givenchy en la casa epónima se anuncia en 1995. Esto marca el comienzo de la invasión inglesa de París y el relanzamiento de la alta costura.
Dos temporadas más tarde, y después de haber obtenido en cuatro ocasiones al "British Designer of the Year Awards", una proeza sin precedentes, Galliano ocupa el cargo de director creativo en Christian Dior, y presenta su primera colección de alta costura para la temporada primavera verano 1997 en un desfile que coincidió con el 50 aniversario de la firma.
A partir de esa fecha, Galliano insufló nuevo vigor a la casa, tanto del punto de vista económico como creativo, al tiempo que ha recolocado a la alta costura parisina en el lugar que le corresponde, a la vanguardia de la innovación.
Su amor por el teatro y la feminidad juegan un papel central en sus creaciones: “Mi papel es seducir”, ha dicho.
Hasta el 2011, entre su propia firma y Dior, Galliano producía anualmente seis colecciones de alta costura y prê-a-pòrter dando rienda suelta a su imaginación demostrando poseer una creatividad sin límites.
EL DESPIDO
En un detrás de escena colmado de estrés y altas exigencias, el 25 de febrero de 2011, la casa de diseño Christian Dior relevó a John Galliano de sus funciones por haber proferido “insultos racistas y antisemitas”. “La Casa Dior reafirma categóricamente su política de tolerancia cero hacia toda actitud antisemita o de degradación racial. A la espera de los resultados de la investigación, Christian Dior ha suspendido a John Galliano de sus funciones”, declaró en un comunicado el Director General Sidney Toledano. La maison inició los trámites de despido el 1 de marzo del 2011 después de que se hiciera público un vídeo en el que Galliano, visiblemente ebrio, declaraba “adorar a Hitler”.
Actualmente la firma que lleva su nombre ya no le pertenece y Oscar de la Renta ha sido el primero y el único en darle una oportunidad. En una posible búsqueda de un director creativo para su firma, que no ha sido oficial y fue desmentido por el mismo Oscar, invitó a Galliano a trabajar en su estudio temporalmente, pero el pasado 10 de abril se anunció que no tomará un cargo permanente en la empresa ya que no llegaron a una negociación. De todas maneras todo ha sido en buenos términos, la relación entre ambos es muy buena y John se siente agradecido. Es incierto aún qué sucederá con John Galliano mientras tanto su creación ya puso su sello en la historia de la moda para siempre.
Es preciso citar a la primera entrevista televisada del diseñador después de las declaraciones antisemitas que le costaron toda una carrera. La misma fue ante el periodista Charlie Rose, donde se presentó con su legendaria melena peinada hacia atrás, sin maquillaje, sin bigote y temblando constantemente durante la hora que duró la conversación, John Galliano apareció de la forma más vulnerable que, probablemente, jamás se ha visto. Los ojos llenos de lágrimas, los labios temblorosos hilvanando pensamientos, reflexiones y recuerdos muy personales. "El alcohol y las drogas me han dejado un tatuaje en el alma", confesó temblando.
Sobre el punto más alto de su carrera Es la primera pregunta que le hace Charlie Rose, que se muestra implacable durante toda la entrevista. "Fue cuando me mudé a París. Primero para fundar John Galliano y poco después, cuando me llamaron para hacerme cargo de la creatividad en Christian Dior".
Sobre cómo se define a sí mismo. "Soy un romántico", suspira. "Hablo a través de la costura y de mis vestidos". Charlie Rose le pregunta si su genio alcanzó lo más alto el tiempo que estuvo en Dior. "Di el 500 por ciento. Lo amaba profundamente".
Sobre el recuerdo de aquella noche de febrero. John Galliano se vuelve especialmente frágil cuando revive a las imágenes de la noche parisina en la que profirió sus insultos antisemitas y declaró amar a Adolf Hitler. "No recuerdo nada de aquello. Ni de pronunciar aquello ni tampoco de estar allí. Estaba anulado por la bebida. Más tarde he sabido que cuando uno llega a ese punto con el alcohol es como apretar un gatillo que dispara la paranoia y que actúa como catalizador de sentimientos que han estado profundamente reprimidos". Galliano argumenta algo parecido a un mecanismo de defensa que se habría activado por todo lo que vivió en su dura infancia como inmigrante en Londres. Charlie Rose le espeta que no pueden enarbolarse excusas sobre lo ocurrido. Él asiente y concede: "No son excusas".
Sobre el acoso y la infancia Galliano recuerda el momento en que se mudó desde Gibraltar al sur de Londres a los seis años. "Aunque no recuerdo insultos antisemitas, sí estuve rodeado constantemente de insultos racistas", explica. "Fui entrenado en ese mundo", continúa. Las cosas mejoraron para él cuando fue avanzando en sus estudios de arte donde sus maestros le decían: “Tienes un don divino para dibujar", hasta llegar a Central Saint Martins. "Allí conocí a gente como yo. Antes nunca pude decir que era gay, por ejemplo", se lamenta.
Sobre la muerte de Steven Robinson "Steven era como mi hijo, mucho más que mi mano derecha. Steven creyó en mí cuando le conté en Londres todas las cosas bonitas que yo tenía en mente y que quería hacer. Nos fuimos sin dinero a París y él siempre creyó en mí. Él era brillante, un hombre crucial en mi vida y, de pronto, ya no estaba", recuerda Galliano profundamente entristecido. Rose le pregunta si el origen de lo que pasó en París pudo estar en la muerte de Robinson. Galliano asiente sin fuerza.
Sobre lo que pasó en 2011 "En aquel entonces yo había desembocado en una situación que no podía afrontar. No entendía lo que me pasaba", explica el diseñador. Meses más tarde sería Jonathan Newhouse quien le diría que había defraudado a muchas personas con su actitud, las palabras del CEO de Condé Nast le abrirían los ojos a Galliano, pero antes había sido Sidney Toledano, presidente y CEO de Christian Dior, quien le había avisado que "estaba destruyendo su vida y su carrera". "Me dijeron que debía hacer algo al respecto de lo que pasaba en mi vida. Había habido quejas sobre mi comportamiento, diciendo que no estaba bien. Entonces, alguien me llevó a casa. Y todo se fue poniendo peor y peor. Yo era un esclavo del alcohol. Tomaba Valium para detener los temblores que provocaba y mi vida se convirtió en algo que no podía manejar".
Sobre el suicido de Alexander McQueen Rose le pregunta qué pensó cuando se enteró de que Lee Alexander McQueen se había quitado la vida. "Lo entendí", dice tristemente. "Conozco la soledad y el dolor. Me puse muy triste".
Sobre los primeros días "Entonces no necesitaba alcohol y pastillas para trabajar y crear", lamenta. "La creatividad llegaba sola. Luego llegaron colecciones que se encadenaban unas con otras, llegué a hacer treinta al año entre John Galliano y Christian Dior. Pero no culpo a nadie. Mi gran problema fue no saber decir esa pequeña palabrita: “No”. Temía que si la decía fuera tomada como una muestra de debilidad".
Sobre el presente "Hubo un momento en el que me creí Dios. Ahora le escucho y hablo con él cada día. Quiero encontrar al niño que perdí en un momento que ya no recuerdo. Sí recuerdo cuando pronuncié estas palabras: “soy Johnny, un alcohólico, un adicto”. Hoy estoy sobrio pero estaré recuperándome el resto de mi vida. Para siempre".
Sobre la creatividad Durante la entrevista, Rose le pregunta a Galliano cuál es el estado actual de su creatividad y cómo afectaron sus adicciones a su capacidad de imaginar nuevos y maravillosos vestidos: “En rehabilitación al principio no era capaz de hablar así que me animaron a escribir y eso fue muy inspirador. Aún mantengo esa creatividad en mi cabeza y en mis ojos, cuando miro a gente caminando por la calle, cuando voy a una exposición. Esa curiosidad continúa estando ahí”.
Sobre su invitación a trabajar con Oscar de la Renta “Cuando fui invitado a colaborar con él la colección estaba bastante avanzada. Al principio fue difícil porque hacía dos años que no pisaba un estudio, pero decidí que podía hacerlo. Oscar fue tan encantador, tan amable. Tuve un ataque de pánico cuando llegué pero me relajé, me presenté al equipo y todo salió bien. Oscar me preguntó qué me parecían los diseños y fue fantástico ver todas aquellas telas, todos esos colores. Entonces la creatividad simplemente volvió, fue un sentimiento increíble que probablemente no vuelva a experimentar nunca”.
Sobre las reacciones entonces “¿Te dolió que Natalie Portman dijera lo que dijo?”, le pregunta de forma directa Charlie Rose (“Los comentarios de Galliano me dan asco”, afirmó en plena tormenta mediática la actriz, judía e imagen de Dior en el momento del incidente). Galliano contesta: “Ella hizo bien en decir lo que dijo porque lo que yo hice fue repugnante”, contesta sin vacilar. Sidney Toledano y Bernard Arnault, presidente y CEO de Christian Dior y propietario del grupo LVMH respectivamente, también renegaron entonces del diseñador. “Traté de contactar con ellos varias veces durante mi recuperación pero mis llamadas nunca obtuvieron respuesta”, afirma Galliano cuando Rose le pregunta si ha hablado con ellos.
Sobre su futuro El diseñador confiesa no tener planes profesionales a corto plazo pero confiesa uno de sus anhelos: la enseñanza. “Me encantaría dar clases a jóvenes diseñadores, estuve a punto de hacerlo en la Parsons pero el proyecto se canceló en el último minuto y fue una pena, pero lo seguiré intentando, tal vez algún día suceda”, afirma pensativo el diseñador.
En un bocado de realidad, el modisto confiesa que el proceso de recuperación de sus adicciones es un proyecto de futuro que le llevará toda la vida. Ante una hipotética recaída Galliano reconoce: “Sí, es algo que puede ocurrir, tengo que ser honesto. Una sola copa no será suficiente para mí y una sola copa será demasiado. Pero aquel incidente me recuerda a diario que no quiero volver a hacerlo”, confesó tajante. El diseñador reconoce que, lo que en su día fue la mayor de sus tragedias, hoy se ha revelado como una experiencia salvadora: “Solo puedo decir que estoy vivo y doy las gracias por ello. Si no hubiera pasado esto no habría sobrevivido mucho más tiempo. Estoy feliz de tener una segunda oportunidad, no todo el mundo la tiene. Y si hay algo que le gustaría que quedara claro después de todo este tiempo es una sola cosa: “Que la gente entienda que no soy un antisemita, que no soy racista, sé que no lo soy”. ¿Y si hay alguien que no le cree?, le pregunta Rose, “no puedo controlar lo que la gente diga o piense de mí, solo puedo decir que seguiré pidiendo disculpas siempre", responde y concluye, “estoy listo para crear de nuevo, me siento seguro, me siento bien, me gustaría tener una segunda oportunidad". Después de unos instantes pensativo añade de nuevo "Una segunda oportunidad”. La entrevista termina con el deseo en voz alta de uno de los genios más grandes del mundo de la moda flotando en el aire.
La obra de John Galliano
Cuando hablamos de John Galliano como diseñador tendemos a hacerlo en pasado, lo cual resulta extraño, pero sucede que su destino es tan incierto y su obra no ha dado indicios de continuidad que preferimos hablar de tiempos lejanos, más precisamente de su época de esplendor. El corte al bies, tanto para las prendas femeninas como masculinas, fue su marca distintiva en el diseño. Su trabajo habla de feminidad y romanticismo y es el resultado de una búsqueda constante por descubrir nuevas resoluciones de creatividad.
Su inspiración provenía de descubrimientos personales surgidos de la investigación dada dentro del mundo de las artes, la música, el cine, la pintura, la cultura de la calle y sobre todo el teatro. Durante el recorrido de su carrera, descubrió que el hecho de tener a una musa inspiradora podría resultar inhibidor. Por eso comenzó a tener una noción más abstracta de la mujer moderna definiendo a la belleza como a un ser convincente y dueño de su propio destino.
Su pasión y amor por la indumentaria eran compartidos con su equipo creativo en el estudio y el atelier, tanto en Galliano como Dior, con talentosos artesanos y bordadores como Ecole Lesage, un prestigioso atelier de bordados. Sus grandes influencias han sido su madre y su abuela, además de Tánger, una ciudad al norte de Marruecos, por la cual habitualmente pasaba cuando era pequeño, que fue nombrada por el mismo diseñador como a un factor determinante en su profesión; sus mercados, las telas, las alfombras, el aroma, el color del Mediterráneo, marcaron fuertemente el gusto por los textiles.
Sus espectaculares colecciones cargadas de gran teatralidad e irreverencia han hecho soñar al espectador no sólo por su gran talento, sino porque la industria de la moda es un gran negocio y si los directivos le daban la libertad para hacerlo era porque indudablemente este show montado por el mismo Galliano generaba grandes beneficios a la empresa. Este personaje hacía más atractivas aún a sus colecciones, no sólo ofrecía un producto sino que se vendía a él mismo como a un ser extravagante y único, al cual los clientes adoraban.
Todo este poder parece haberse perdido para siempre con aquellos dichos. Hay definitivamente un espacio vacío en la industria desde su retiro, por eso para muchos significa gran nostalgia su ausencia. Es que justamente los expertos al entender con claridad al sistema de la moda saben que ya no hay cabida para tanta magia. Posiblemente nunca más veamos algo así, cuando los tiempos nos están exigiendo exactamente lo contrario.
Para concluir nos atreveríamos a decir que posiblemente John Galliano se haya ido en el momento justo, está claro que no ha sido un final feliz y no hay manera de borrar sus dichos antisemitas, pero artísticamente hablando se fue con gloria. Es tremendo lo que dijo y justamente por esto nos preguntamos por momentos si era necesaria su difusión tanto para él como para la humanidad. Es una lástima que la misma prensa que lo idolatraba e idolatra haya sido la encargada de hacer público el vídeo. Nos referimos al hecho de usar con tanta facilidad y sin piedad a personajes del mundo de la moda sólo con el propósito de vender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario